30 abril 2006

Naufragio

Nos dijeron que no saliéramos ese día. Que la luna, que el viento que soplaba de acá o allá. Ya no recuerdo. Pero era imperativo salir -ya no recuerdo bien por qué- y como éramos jóvenes e inmortales, sólo subimos un barril extra de agua dulce, por si había problemas.

El cielo estaba cubierto, no lo discuto, pero no daba la sensación de amenaza, sino más bien de cobijo. Los alcatraces planeaban como siempre, cerca del muelle, y uno que otro se arrojaba en picada al mar, y salía mascando algo del agua, con las plumas peinadas hacia atrás.

Smeeth algo gritó antes de soltar la soga, no recuerdo bien. Veo su cara rosada moviendo la boca, pero no le oigo por el ruido de algo más grande que nosotros que estaba allí. Y aunque era bien grande, no sé qué era. Supongo que era importante, pero por más que cierre con fuerza los ojos y me apriete las sienes con los puños, no llega el recuerdo.

Era un día importante, todos se movían con prisa, con furia. Debe haber sido una fiesta o un gran duelo, la penumbra de mi mente confunde los llantos con las carcajadas. Quizá sean lo mismo, y la ilusión sea diferenciarlas. El caso es que el puerto hervía de actividad, pero en tierra. Nadie más se aventuró al mar ese día.

1 comentario:

Renata dijo...

Y después de esa penumbra, ¿viste alguna luz?, ¿qué pasó con Smeeth y el resto de la tripulación? ¿a qué nueva tierra o mar llegaron?